Aunque nacida en Dali, a la edad de nueve a?os Yang se mudó con su
familia a Xishuangbanna. Debido a su extraordinario talento, la
eligieron para integrar la Agrupación Artística de Canto y Danza de
Xishuangbanna cuando contaba con sólo 13 a?os de edad. Se hizo
famosa repentinamente por su desempe?o en el drama bailado de los
Bai, “La Princesa de Pavo Real”. En 1988, entró en el Conjunto
Central de Canto y Danza de las Nacionalidades de China. En la
segunda competencia nacional de danza, su presentación en “El Alma
del Pavo Real,” que ella mismo coreografió y bailó, opacó al resto
de las interpretaciones y cosechó sus dos primeros premios, uno
para la coreografía y el otro para su actuación. Una estrella había
nacido. Desde entonces, sus bailes son programados con frecuencia
en la TV.
"Me interesé en la danza de forma natural," dice Yang al ser
entrevistada. “El pueblo Bai ama la naturaleza y defiende la
esencia de la vida. Suelen expresar su afecto por la naturaleza y
la vida a través del canto y la danza." La primera vez que ella
interpretó la coreografía del pavo real, Yang dijo: "me sentía
rodeada de ara?as y elefantes, mientras yo me erguía sobre un
montículo de tierra de mi lugar natal"
Hay un toque de lirismo en cada interpretación de Yang, quien
acostumbra a desechar lo trivial y las expresiones rimbombantes. La
esencia de su baile son movimientos que se transforman, por
ejemplo, en la silueta de un árbol, de un pez, de un pájaro, o de
una serpiente, todos contra una luna de fondo, según se aprecia en
su coreografía “Luz de Luna”. Se ha afirmado que las danzas de Yang
invitan al público a viajar a un reino encantado repleto de flores
recién abiertas, pájaros cantores y bestias corredoras. Ella da
vida a esas criaturas con su idioma corporal emotivo y expresivo,
con el cual logra comunicarse.
No
hacen falta palabras en la danza. Yang apenas hace distinción entre
su vida diaria y el mundo de la danza. Es una persona taciturna, y
le cuesta comunicarse oralmente con otros. Cuando habla, se dirige
a sí misma y casi todo lo que dice tiene que ver con el baile. Así
es Yang Liping, que vive para la danza.
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