El arte de la elaboración de cometas nació en China hace más de dos mil a?os, en el Período de las Primaveras y los Oto?os (entre 770-476 a.C).
De acuerdo con los Registros Históricos del gran Sima Qian (145 a.C-87 d.C), en el Estado de Lu, actual Shandong, entre los a?os 507 y 444 a.C, un carpintero llamado Lu Ban elaboró una cometa de madera y bambú en forma de urraca, que echó a volar durante tres días sin que cayera.
En los Registros de Sima Qian se lee otra historia sobre este carpintero: “Lu Ban fabricó en cierta ocasión una gran cometa de madera en forma de águila, en la que subió una persona y voló alto para reconocer las posiciones del enemigo (el Estado de Song)”.
Así pues, las cometas se empleaban inicialmente para usos militares, pero se popularizaron entre los miembros de la realeza y la nobleza como pasatiempo. Gradualmente, se fueron extendiendo también entre la población en general, llegando a convertirse en un apreciado entretenimiento artesanal.
Otras versiones sobre el origen de las cometas las relacionan con hojas, barcas o aves.
En la antigüedad, la gente sentía fascinación por el fenómeno de las hojas cayendo de los árboles empujadas por el viento y volando por el aire. Por ello, ataban hilos de seda a las hojas y las hacían volar como forma de diversión.
Se dice también que en el Periodo de los Estados Combatientes (475-221), los barcos ya habían sido inventados y la gente empezó a fabricar barcos basándose en el mismo principio, pero para ‘navegar por el aire’ en vez de por el mar.
Los antiguos chinos pudieron también inspirarse en los pájaros, haciendo cometas con la forma de aves y lanzándolas al aire.
Históricamente, Bejing, Tianjin, Weifang (Shandong) y Nantong (Jiangsu) fueron los principales centros de producción de cometas, en especial Weifang, que se convirtió en el más importante desde la Dinastía Qing (1644-1911), y cuyas cometas son muy apreciadas aún en la actualidad por los coleccionistas.