Durante más de 2.000 a?os las cometas han surcado el cielo de China, para alejar los malos espíritus y atraer la buena suerte, que está directamente relacionada con la altura que alcanza la cometa.
Hoy en día esta idea perdura en el país asiático y, además, se considera que es un sano deporte para personas de todas las edades.
El origen exacto de las cometas se desconoce. Una leyenda explica que un agricultor ató una cuerda a su sombrero para no perderlo durante una tormenta, creando así la primera cometa.
El primer escrito sobre este artefacto volador data del a?o 200 d. C. cuando el general chino Han Xin de la dinastía Han hizo volar una cometa para medir la distancia de la posición donde se encontraba hasta el muro de la ciudad que sus tropas atacaban. De esta forma, sus hombres cavaron un túnel que atravesó las defensas y tomaron la ciudad enemiga.
La práctica de volar cometas se extendió de China a Corea, a la India y por toda Asia, gracias a los comerciantes. Cada región desarrolló un estilo propio y una utilidad diferente para las cometas.
A finales del siglo XIII, Marco Polo llevó la cometa a Europa. En los siglos XVIII y XIX, las cometas fueron usadas con propósitos científicos.
Así, Benjamin Franklin y Alexander Wilson las usaron para investigar el viento y el tiempo meteorológico. Por su parte, los hermanos Wright experimentaron con las cometas para desarrollar su avión.
Durante los últimos 50 a?os la afición por este artilugio volador ha crecido. La aparición de nuevos materiales como el nilon, la fibra de cristal y el grafito han dado lugar a cometas más resistentes, ligeras y coloridas.
Los inventos de Francis Rogallo y Domina Jalbert han permitido la aparición de los modernos alas deltas y los paracaídas deportivos.
En 1972, volar cometas se convirtió en un deporte, de la mano de Peter Powell, cuyo número de aficionado no ha dejado de crecer hasta nuestros días.